jueves, 25 de septiembre de 2008

Cuando todo problema es pensar cuál será el siguiente libro

Ayer acabé otro libro -La Quinta Montaña de Paulo Coelho, sí, yo también he sucumbido a la fiebre asiática por este escritor que, aunque sin convencerme en su estilo, puede llegar a entretenerme con historias bastante bien montadas-. Y es que en Dharamsala leo mucho, escribo algo y paseo poco. Estoy introspectiva. Qué se le va a hacer.

Así que, sintiendo la urgencia de hacerme con otro libro en el que sustentar mis desayunos, mis comidas y mis cenas, me encaminé hacia una de las múltiples librerías -para guiris- que copan el pueblo. Fue un tanto desalentador. Sé por experiencia que uno no puede pretender encontrar el libro de su autor favorito y en su propio idioma cuando se halla en mis circumnstancias. Pero sí algo mínimamente potable, por favor. Y no parecía que lo hubiera. A primera vista, allí no había más que libros sobre budismo, yoga, espiritualidad y auto-ayuda. Busqué un poco más. Y, finalmente, bajo un montón de polvo y papeles hallé dos libros susceptibles de acompañarme en los próximos días: Love in the time of cholera de Grabiel García Márquez y Sputnik Sweetheart del japonés Haruki Murakami. Estuve a punto de comprarme los dos. Luego pensé que mejor no, que era muy tonto acarrear con ambos con lo llenísima que iba mi mochila; y empecé a decidirme por García Márquez. No, tampoco: ya que tengo la suerte de hablar y leer el mismo idioma que el colombiano, lo mejor es esperar a encontrar el libro en castellano y no perderme ni una coma de lo que el genio quiso expresar. Finalmente tomé el de Murakami -quizás un tanto influenciada por la teoría de mi buen amigo Brig, que opina que siempre queda muy cool leer un par de novelas, aunque sean malas, de autores exóticos cuyo nombre suene bien-.

Mutakami suena bien. No cabe duda alguna. Aunque leer sobre una adolescente lesbiana enamorada de una mujer diecisiete años mayor que ella, no sé si es lo más apropiado hallándome en Dharamsala. De momento está entretenido. Os mentengo informados sobre si erré o no mi decisión.

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