Vacío
Pesadillas
Su olor en la almohada
Su no-moto en la puerta
Un sólo cepillo de dientes, un par de zapatos, mi maleta solitaria.
Desayuno para uno.
La mitad de colillas en nuestro cenicero de botella de agua.
Se fue. Adiós.
Lo echaré de menos unas horas -o unos días, puede que incluso semanas-. Me acostumbré a las despedidas a fuerza de probarlas. Es parte del viaje. Moverte, ver como los demás se mueven, conocer, que te conozcan, despedirte, que se despidan. Cada día duele menos.
Pesadillas
Su olor en la almohada
Su no-moto en la puerta
Un sólo cepillo de dientes, un par de zapatos, mi maleta solitaria.
Desayuno para uno.
La mitad de colillas en nuestro cenicero de botella de agua.
Se fue. Adiós.
Lo echaré de menos unas horas -o unos días, puede que incluso semanas-. Me acostumbré a las despedidas a fuerza de probarlas. Es parte del viaje. Moverte, ver como los demás se mueven, conocer, que te conozcan, despedirte, que se despidan. Cada día duele menos.
Pero duele. Me había a acostumbrado a estar acompañada.