viernes, 30 de octubre de 2009

Barcelona 2.0

Cuando me fui de Barcelona, a ésta le bastaba con su nombre de pila y no necesitaba ningún apellido. Cuando la vi por última vez, eso del 2.0 sonaba simplemente a algún término informático o a un yogurt con un porcentaje de grasa algo más alto de lo normal. Cuando me despedí de ella, la llamé casa y me fui en busca de un hogar. Al decirle hola de nuevo, la nombré vacaciones y he encontrado algo más. Me fui de Barcelona, he regresado a 2.0 y, sin embargo, ni ella ha cambiado tanto ni yo sigo tan igual.


Nos hemos encontrado. Por fin, nos hemos encontrado. Como dos amantes que se dan la espalda por repetitivos, reiterativos y rutinarios. Y que tras una larga separación vuelven a comerse a besos aprovechando todos los semáforos. Barcelona y yo estamos en pleno idilio. Nos hemos echado de menos sin saberlo; sin ser conscientes, nos hemos añorado.

Barcelona 2.0 es el futuro. ¿También el mío?

La respuesta próximamente. No por hacerme la interesante, sino porque no lo sé. Siento que la amo -y eso es ya de por sí un gran paso-, pero como por todos es bien sabido que yo no me caso con nadie, antes deberé descubrir hasta qué punto es capricho, deseo, enchochamiento, amor verdadero o amor esclavo.