sábado, 4 de octubre de 2008

Motos, birras, Mecano y Paharganj

Ya llevo cinco días en Delhi y lo cierto es que no quiero irme. Supongo que parte de la culpa la tiene mi inminente viaje a Tailandia -sus comodidades, sus guiris por doquier, su relativa limpieza, su orden dentro de lo asiático-.Adoro Tailandia, todos lo sabéis, pero sé también que en sus facilidades se disuelve un poco el reto. La India -y Delhi en especial- me pone más a prueba. Y a mi me gusta medirme conmigo misma de tanto en tanto.

Así que aquí estoy, en Delhi, despidiéndome con tristeza de todas sus incomodidades sabiendo desde ya que las voy a echar muchísimo de menos. Llevo días tomando fotografías mentales de la gente durmiendo en el suelo, de su tráfico, de los niños piojosos que me persiguen siempre, de los rickshaws kamikazes, de las vacas cruzándose en mi camino, del polvo que ensucia el ambiente, del malai kofta y el tandoori chiken, de los perros callejeros, de los cables de electricidad por todas partes, de sus miradas en mi escote, de los sadus y los meaderos.

Me despido a lo grande. Con nueve días en Delhi. Podría haber huido a pasar mis últimos días a cualquier otro lugar más amable -la idea era Risikesh, lugar en las montañas que me encanta y que no queda muy lejos-, pero he preferido decirle adiós al país desde aquí, desde la India más real, la que me permite ver las cosas más disparatadas en menor tiempo. Esto es fascinante. Cómo la voy a echar de menos.

En Delhi he estado básicamente escribiendo -o intentándolo-, callejeando Paharganj y Cannought Place haciendo recados varios, dando vueltas por la ciudad en la nueva moto de Matt -se ha comprado otra, una Elfield chulísima pero super hippy que no le pega nada; flecos, Ganesha y margaritas pintadas incluídos-, tomando birras y chais con los españoles, italianos, belgas, británicos y uruguayos que hemos conocido y escuchando Mecano, Fito, Sabina y demás (aquí se incluye desde el Carmina Burana, hasta Extremo Duro, pasando por Janis Joplin o la música ochentera del irlandés) a toda ostia en la habitación . Nada especial, la verdad. Simplemente viviendo el día a día.

A continuación, un homenaje a Delhi. En concreto a Paharganj, ese lugar que tan mal me ha hecho sentir en ocasiones y del que ahora me despido con tristeza. Son tres vídeos: Main Bazar -mi zona-, la calle de mi hotel y mi cuarto, respectivamente.
Main Bazar en moto

La calle de mi hotel

Mi cuarto en el resort