viernes, 15 de octubre de 2010

Radiografía del hospital

Me alojo en la nueva casa de los hermanos de la Orden, me conecto a Internet desde la unidad de telemedicina y entretengo el tiempo a paso lento andando desde pediatría hasta los consultorios, pasando frente al mortuorio, la casa de los voluntarios y el almacén. ¿Pero cómo es realmente el hospital?

Estructura. Complicada de dibujar con palabras si no existe ninguna foto de apoyo en la que cimentar la explicación. Olvidad ese hospital en el que una vez estuvo vuestra madre, borrad del recuerdo aquella clínica en la que estuvisteis ingresados en una ocasión. Y ahora, sin ningún referente que empañe la memoria, imaginad una explanada de tierra rojiza, algunos cocoteros, cuatro vacas, la cabra que nos comeremos mañana atada a un árbol y aquí y allá, por todas partes, casetas destinadas a albergar diferentes actividades. Las hay para alojar a los hermanos, a los voluntarios y a los trabajadores locales, las hay que son almacén o cocina, lavandería, mortuorio o recepción. Y, obviamente, sus dos edificios principales: el consultorio y el hospital. Y sobre este escenario de película, médicos de impecable bata blanca y enfermeras de uniforme y cofia azul.

Especialidades y servicios. Tanto en la zona de consultas como en la de ingresos son cuatro las especialidades que ofrece Saint John of God: medicina interna, cirugía, pediatría y ginecología (o maternidad). Pero Saint John of God va un poco más allá. Notoriamente sensibilizado con la causa de las mujeres embarazadas y sus pequeños, el hospital organiza salidas a comunidades rurales para ofrecer asesoramiento en cuestiones de higiene y salud materno-infantil, así como para distribuir medicación. Tuve la suerte de poder acompañarlos en una de estas incursiones y no existen palabras que puedan transmitir lo que viví.

La unidad de telemedicina, por otro lado, es un servicio destinado a diagnosticar y tratar enfermedades algo especiales con la implicación de médicos que físicamente se hallan en Barcelona. Sin embargo, el hospital se ha dado cuenta de que no comportaba ningún beneficio, puesto que por mucho que se diagnosticara una enfermedad por videoconferencia, con los recursos locales no se podía tratar. De momento, está cerrada y sólo se utiliza en casos muy concretos en los que los equipos humanos y tecnológicos del hospital de Mabesseneh podrían intervenir con éxito tras el diagnóstico on-line.

Financiación. El hospital es privado y, por lo tanto, no recibe ningún tipo de financiación procedente del gobierno. Todos los pacientes pagan, menos los niños y las madres embarazadas, cuyas facturas corren a cargo de organizaciones como Farmamundi, la Comisión Europea o San Juan de Dios. Los precios son evidentemente bajos. Pero en un país sumido en la pobreza, nada es lo suficientemente económico como para que todo el mundo se lo pueda permitir.

Programas. De la colaboración entre San Juan de Dios en Esplugas y su homónimo en Mabesseneh, han surgido diversos programas que vienen a dar respuesta a situaciones concretas de algunos de los enfermos que se visitan en el hospital.

Apadrina, por ejemplo, nació como iniciativa de varios voluntarios que vieron que muchas familias no podían pagar el tratamiento de alguno de sus miembros más jóvenes. Los voluntarios empezaron haciéndose cargo personalmente de esas facturas hasta que, finalmente, la idea de Apadrina se materializó por iniciativa del Dr. Krauel. Se trata de un programa mediante el cual los donantes ofrecen una pequeña cantidad que se utiliza para sufragar los gastos generados en el hospital por ese niño cuya familia que no puede pagar.

Por otro lado, Cuidam se encarga de lo casos más complicados, de esas patologías graves que no pueden ser tratadas con los recursos del país. Esta destinado a niños de todo el mundo; y cada año entre 6 y 9 provienen de Sierra Leone. Los llevan a Barcelona y son intervenidos en San Juan de Dios. Normalmente, en un periodo inferior a 3 meses vuelven a su país de origen ya absolutamente curados -para poder acogerse al programa es imprescindible que no necesiten tratamiento específico tras la operación-.

Comparativa. Cuando uno llega a Mabesseneh, no tiene elementos de juicio válidos para evaluar el hospital. Los referentes de los que echa mano pertenecen al país de origen o a países en los que se ha estado de vacaciones -en mi caso India, Laos, Malasia o Vietnam- que no responden para nada a la realidad local. Para poder saber en qué lugar se sitúa exactamente Saint John of God en relación a la situación sanitaria de Sierra Leone, hace falta conocer otros hospitales del país. Nosotros lo hemos hecho estos días y puedo decir a boca llena que me hallo en un hospital ejemplar. Sólo hace falta observar ciertas cifras: mientras en Saint John of God hay 130 camas, en el hospital de referencia del distrito (región de Portloko-Lungi) hay 84; si en Mabesseneh hay seis médicos entre locales, voluntarios y el hermano Manuel, en Portloko hay sólo dos (y en toda la región únicamente cuatro). Por otro lado, la maternidad de referencia del país, situada en Freetown, tiene 150 camas y 9 doctores. No se trata de una diferencia abismal.