lunes, 9 de febrero de 2009

Reflexiones patrióticas o un huésped en casa

Cuando recibí el correo de Edu en el que me contaba sus intenciones de venir a visitarme a Koh Tao en breve, una alegría enorme me embargó. Era la ilusión de recuperar a alguien del pasado por unos días, pero con el añadido de poder recibirlo en mi casa, de que se convirtiera en mi primera visita, en mi primer huésped, en el primer invitado.

Nos conocimos hace algo más de un año entre las escarpadas costas de Ton Sai. Él paseaba por la playa junto a dos amigos; yo tomaba un baño. Eran argentinos y su don de gentes los impulsó en seguida a decirme algo. Así empezaran unos días de kayac, copas y risas, dulce de leche, anécdotas y tangos. Cuando nos despedimos, supe que volvería a verlos. A Lucas y a Juaquín los reencontré al poco en Bali; para ver a Edu he tenido que esperar todo un año.

Pero la espera mereció la pena. No es sólo que hayamos pasado unos días increíbles -que también-, sino que ádemás me ha enseñado a volver a amar con todas mis fuerzas mis raíces, mi pretérito, mi tierra, mi pasado. Si habéis conocido a un argentino sabréis del modo en el que hablan de su país, del tono apasionado con el que explican su tradición, de la fascinación casi irreal que irradian al masticar su cotidianeidad a cada palabra pronunciada. Hay quien opina que es signo y síntoma de soberbia; para mí, no es más que un sanísimo síndrome de amor - al útero primero, a sus huellas, a la cuna, a la vida, al kilómetro cero de todo sendero caminado-. El discurso de Edu me fascinaba. Y envidiaba su manera de hablar de su patria y de su tierra. Recordaba que, tiempo atrás, yo también había hablado igual. Pero ya hacía demasiado que no me conmovía recordando mis viejas costumbres, mi antiguo entorno, mi país, mi ciudad, un pedacito de mi casa. Mi pasado se diluía en las horas presentes de mis días soñados. Y no es justo: si soy lo que soy es porque en otro tiempo fui otra cosa y crecí, cambié, avancé según el método del ensayo - error, error - ensayo. Mi pasado es esencial, mis raíces, mi familia, mis amigos, Barcelona con su gris y sus colores, con su luz y con sus noches, con sus rutinas, con sus vicios, sus virtudes, sus pecados.

Escuché a Edu cantando tangos y envidié su expresión, su temblor en la voz, sus ojos visiblemente excitados. Mi genética me impide cantar a Serrat, pero hoy, escuchando Mediterráneo, me he emocionado.

Gracias Edu. Te debo un tango.

6 comentarios:

Esperanza dijo...

Que grande es tener amigos asi.Que te despierten sentimientos que crees adormecidos, como bien dices por la distancia, y aunque no quiero creer que la distancia es el olvido como dice la canción, si que a veces las cosas se te desdibujan y es necesario retomarlas.

Te quiero y tengo una ganas emnormes de verte

Anónimo dijo...

Suena maravilloso eso de tener un nuevo hogar. Genial lo de las raíces que te sostuvieron en tus principios pero aun mas grande notar la alegría en tus palabras.

Si algo debiste de aprender es que en Nunca Jamás lo único que hay que hacer es vivir. Mejor dicho VIVIR, así a lo grande.

Tu pasado, tus raíces te hacen fuerte pero es tu presente el que marcará tu futuro. Es bonito oír cuando uno canta lo bello de su patria pero mas hermoso es aun cuando uno alaga las maravillas de su tierra adoptiva.
Una vez EULF dijo [..] mi patria en mis zapatos [..] ¿Dónde están los tuyos?

Ah! y déjate de Serrat y arráncate con unas Sardanas.

Te añoro aunque a veces no se bien porqué.

Besos Peter.

Ekeko dijo...

Hola cosita !!!!!
te entiendo perfectamente y se de qué hablas no en vano llevo quince años con un "argentino".
No se si iremos a visitar tu casa pero lo que si que es cierto es que seguiremos en contacto y antes o después nos volveremos a encontrar.
Hasta.......UN BESOTE

Olga Moya dijo...

Mama, la distancia es muy puta... y tiene un efecto boomerang, de ida y vuelta, bastante fascinante... por un lado, uno tiende a olvidar la inmediatez de sus sentimientos cotidianos, de su vida "back home", de sus rutinas, de su entorno... pero de otro, cuando echa de menos, lo hace de verdad, y recuerda sólo lo bueno, con lo que los que estan lejos se convierten en semi-dioses. Yo tb te echo de menos.

Peter, el problema es que yo llevaba demasiado tiempo hablando maravillosamente bien de mi tierra adoptiva y refiriéndome muy poco -ni para bien ni para mal- a la biológica. Había perdido la perspectiva. Y estoy contenta de haberla recuperado un poco. Yo me sigo dedicando a VIVIR, en mayúsculas. En qué andan tus huellas últimamente? Besos de presente.

Mer, cómo estáis los dos? Todo solucionado?? Sé que me entiendes, tu argentino, aunque medio catalán, debe estar tb orgulloso de su tierra adoptiva... Cómo no estarlo. Nos veremos, yo tb lo sé... y más pronto que tarde. Muchísimos besos....

Joaquin Maqueda - Lucas Ferro dijo...

Amiga olgita, desde Rotterdam leyendo yus parrafos me emociono.

Que bien que la deben haber pasado. Y que bueno es que desperto un poco de tus sentimientos que siempre decias que estaban un poco olvidados.
un beso

Olga Moya dijo...

Luquitassssssss, que alegría oirte. Cómo va tu nueva vida en Holanda? Y con la francesita??? Quién te lo iba a decir, eh, cuando la conociste en Bali?? No sabes cuánto me alegro... Con Edu lo pasamos fenomenal. No nos lo creíamos, tanto tiempo después... Muchos besos, cuidate mucho y cuentame cositas de tanto en tanto. MUAAAAAAA