Tuve que hacer 139 inmersiones antes de ver a mi primer whale shark. Tenía una especie de gafe: siempre que estaba enferma o en el barco de la tarde, los que habían buceado por la mañana lo veían. Sin embargo, mi suerte cambió. Ya he visto seis; cinco de ellos en los últimos cinco días. Ahora soy una especie de talismán: si voy en el barco, hay tiburón.
Y los amo. Y es un amor correspondido. Un romance, una historia, un affaire. Se me ilumina la cara cuando los veo. Siento mariposas en la barriga. Me pongo nerviosa. No puedo dejar de sonreir. Y ellos se acercan a mi. Me buscan entre la multitud y se aproximan. Juegan. Buscan el momento en el que estoy sola para aparecer. Me quieren en la intimidad. Y yo a ellos.
PAZ. No existe una palabra que los describa mejor.
3 comentarios:
AHGGGGGGGGGG!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
QUE ENVIDIA!!!!!!!!!!!!
Yo también quiero... me alegro por ti. Sobre todo porque tu PAZ es parte de mi PAZ.
P.S: No crezcas Wendy, no comentas ese terrible error.
Besos Peter.
No crezco. Me acabo de comprar una montaña de golosinas (y es verídico) para recordarme lo pequeña que soy. Y esta noche, a fañta de oso de peluche, voy a dormir abrazada a la almohada. No me chuparé el dedo pq me parece excesivo.
No crezcas tú tampoco.
Besazos.
Olga!!! Me muero por nadar uno. Es mi sueño. Dime que me vas a llevar...
Nos vemos en Koh Tao :)
Publicar un comentario