lunes, 22 de junio de 2009

Cuando alguien te roba los zapatos el día de tu cumpleaños…

Cuando alguien te roba los zapatos el día de tu cumpleaños, nada puede ir peor. De nada vale que te hayas pasado el día repitiéndote que veintinueve no son tantos, que aunque te quede uno para cambiar de decimal sigues manteniéndote joven por dentro y por fuera, que las arrugas que se asoman a los ojos y a la comisura de los labios son sólo signo de felicidad, que el espejo no miente y su reflejo te ha devuelto una imagen sin celulitis y con los pechos en su sitio esta mañana.

Cuando alguien te roba los zapatos el día de tu cumpleaños, de nada sirven todas las lágrimas que has intentado disimular durante toda la jornada. De nada vale haberte repetido que no los echas de menos -que no, que no y que no-. Que no añoras a tu gente. Que la vida es así y que está bien como está. Que te das por satisfecha con sus felicitaciones telefónicas o con sus “te quiero” vía email.

Cuando alguien te roba los zapatos el día de tu cumpleaños, de nada vale haberte pasado el día estudiando y convenciéndote de que hoy es sólo un día más, igual que el de ayer y el de mañana, que no hay nada que celebrar . Que no es ninguna putada pasarse el día entero entre libros. Que el examen de mañana irá bien. Que de algo tiene que valer el haber pasado un día de cumple de perros. Que la cena no es tan importante, ni la fiesta ni el pastel.

Cuando alguien te roba los zapatos el día de tu cumpleaños… tú robas los de al lado y le jodes el día a otro más. Pero como la probabilidad de que sea también su cumpleaños es muy baja, te vas a casa con la conciencia muy tranquila y escribes este post.