lunes, 5 de enero de 2009

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos,

Como sé que de un tiempo a esta parte os cuesta mucho encontrarme -nunca sabéis dónde estoy-, he pensado en no enviaros la carta hasta hoy, ya repartidos todos los regalos en el lejano occidente, para que con la satisfacción del trabajo bien hecho mañana podáis llegar hasta mi. Lo de Camelias 5-7 quedó atrás –como ya habréis comprobado estos dos últimos años-. Nuestra cita, esta vez, será en Kuala Lumpur. Cuando entréis por la puerta de la habitación número 5 del Equator Hostel id con cuidado: comparto espacio con tres personas más y no quisiera que se despertaran. A Javi dejadle también algo -duerme justo encima de mi, en la litera de arriba- . Y si os acordáis, podéis pasaros por la habitación de las maletas, donde sobre un colchón en el suelo duermen Joan y Aitor -dos españoles a los que conocí por diferentes motivos y que encontré días atrás sin esperarlo paseando por Penang-. Y en la habitación 1 se hallan Mercedes y Javier, mis segundos padres, que llegaron ayer de Langkawi y a los que esperaba en KL con toda la ilusión. Todos se han portado muy bien este año.

Esta noche tenemos una spanish party en el salón. Celebramos los reyes un día después de reyes -por los motivos antes especificados- y las casualidades, los reencuentros, los mecanismos de la vida que nos han juntado a todos en esta esquina del mapa en un día tan especial como hoy. Habrá barbacoa y tinto de verano. Os dejaremos un poco. Sentiros libres de tomar cuanto gustéis. Para los camellos -¿o habéis llegado en monorail?- pondremos unas tinajas de agua en la entrada. Para los pajes, hay una tele en el comedor.

Nunca se me ha dado bien hacer peticiones -soy de las que prefiere regalar a que le regalen, de las que espera con ansia la cara de sorpresa del otro, de las que cuando me sorprenden no sé qué cara poner-, peró lo intentaré:

Quiero ser feliz, quiero acostarme cada noche sin remordimientos, sin echarme nada en cara, meterme en la cama y dormir en paz. Quiero mirar atrás y que me guste mi vida; quiero mirar adelante y que me guste el final. Quiero VIVIR -en mayúsculas- y no sobrevivir para ir sumando días sin plantearme si mercieron la pena o no.

Quiero que la la distancia no borre en los mios mi recuerdo. Quiero no ser una desaconocida para todos cuando decida regresar. Quiero que piensen en mi como yo pienso en ellos. Quiero que entiendan mi decisión y la respeten. Que compartan mi alegría. Que sepan que no habito en el olvido, ni en otro planeta, ni a años luz, ni bajo otro sol. Quiero que sepan que estoy ahí y que cuenten conmigo; quiero saber que están ahí y que puedo contar con ellos.

Quiero seguir manteniendo mis ganas y mi fuerza. No quiero que el cansacio aplaste mis alas. Quiero seguir creciendo sin envejecer, quiero seguir evolucionando sin arrugas en el alma. Quiero ser una eterna Peter Pan sin resultar ridícula. Quiero aprender de cada tropezón sin rendirme, contestar con una sonrisa a cada mala palabra. Seguir siendo yo sin que el tiempo me desvirtue, sin que las horas me vuelvan amarga.

Quiero no cansarme nunca de ver mundo.

Quiero que mi gente encuentre su camino. Quiero encontrar el mio. Quiero dudas, quiero incertidumbres, quiero bofetadas, llantos y dolores que me hagan avanzar. Quiero reflexionar y planterme las cosas. Quiero cambios, quiero decisiones. No quiero inercias ni caminos de borregos por los que caminar.

Quiero salud, algo de amor y un poco de dinero. Salud para hoy, amor para mañana y dinero para siempre, para poder seguir mi sendero sin lujos ni calamidades, sin pretensiones ni penurias, sin derroches ni apretarme el cinturón.

Quiero que el mundo se arregle.

Quiero caramelos y quiero carbón.

Quiero que el ser guapo no esté reñido con el ser inteligente. Que el tener dinero no signifique no tener educación.

Quiero puestas de sol incandescentes.

Quiero tener siempre cocoteros a mi alrededor.

Quiero ver más a mi familia.

Quiero ojos sonrientes, bocas que no gritan, dedos que no aprietan, oídos que escuchan, un olfato que se deja guiar por la intuición.

Quiero que Melchor me traiga la letra, Gaspar la melodía y Baltasar la canción.

Quiero que no me abandonen nunca las palabras. Quiero no perder la ispiración.

Atentamente,

Olga